Dentro de este mundo tan globalizado hoy en día, podemos apreciar sin mayores dificultades, cómo las personas (consumidores) se dejan atrapar por la atracción de un signo distintivo, que les representa todo un sistema de negocio.

Teniendo como punto de partida que las franquicias son la reproducción de un éxito comercial, la base de este objetivo es la definición de un sistema de negocio por parte de la persona que desea invertir, ahora bien, ¿en dónde radica este éxito comercial, en principio?

Un análisis concreto nos llevaría a pensar donde radica la verdadera raíz de este éxito, y no es más que el impacto que produce una marca en la conciencia de un individuo (Inversionista), luego él se preguntará si esta fórmula exitosa puede ser reproducida en diferentes entornos, aquí cabe decir que este éxito comercial responde a hechos o circunstancias del mercado.

Entonces, en primera instancia este inversionista debe tener voluntad inequívoca de querer adquirir dicha marca; y de la enseña debe haber voluntad de convertirse, por medio del modelo de franquicias, en una compañía más grande y con mayor reconocimiento dentro del mercado, con una visión de crecimiento y proyección exitosa en la actividad, conociendo de manera exacta la utilización de este sistema de negocio como método diferenciador dentro de este esquema operativo para llegar a generar un gran impacto social.

La toma de una decisión con respecto al desarrollo de este sistema, debe partir de un método simple de reproducción, el cual garantice la consecución de resultados exitosos para ambas partes, y al mismo tiempo, el éxito de las mismas.

Por tanto, para garantizar el éxito en el desarrollo de las franquicias, es la psicología del consumidor la que tiene un papel imprescindible y vital en la toma de decisiones. Saber por qué los consumidores eligen unos productos y servicios y qué les lleva a rechazar otros, así como el proceso de selección que siguen, son conocimientos para el propio inversionista con un papel clave para invertir en franquicias.